Durante todos los fines de semana
de noviembre de 2013, el grupo de teatro Justo Rufino Garay, presentó en su
sala, la obra Mordazas
de Alfonso Sastre bajo la dirección de
Lucero Millán. Este espectáculo se enmarca dentro del proyecto Actores de
cambio que desarrolla el tema de la libertad de expresión.
La mordaza, texto escrito por Alfonso Sastre entre 1953 y
1954 durante la dictadura franquista, expone como situación central las
relaciones interpersonales que se conforman desde un núcleo familiar
determinado. La historia se basa en una noticia publicada en los diarios la
cual el autor usa como pretexto para yuxtaponerla con el contexto político que
se desarrollaba en la España franquista, pero sin hacer alusión directa al
contexto político y represor de la época. Se puede aducir que el autor parte
del núcleo familiar como base de la sociedad para generar un discurso en contra
de las “mordazas” que impone un tirano déspota.
El argumento de la obra se
sintetiza en la historia de una familia que habita a las afueras de la ciudad,
un padre, sus dos hijos y una nuera. Repentinamente una visita provoca un giro
en la historia de esta familia, un hombre desconocido y ex convicto busca al
padre de esta familia para vengarse de él. Este personaje, al verse amenazado,
asesina al hombre desconocido y al encontrarse el cuerpo tiempo después se da
inicio a la búsqueda del asesino, a pesar de que todos tienen pleno
conocimiento de quien cometió el homicidio. La única testigo presencial es la
nuera. Nadie es capaz de denunciarlo. He aquí la metáfora de la obra.
La puesta en escena que propone
Millán subraya y juega con los roles de los personajes. Mantiene uno de los
ejes que aborda el texto de partida: la manipulación desde el poder.
Se aprecia que la propuesta se
sitúa en una época determinada, los años 50 del pasado siglo, pero la ubicación
geográfica no se deja clara. Y es en este punto en el que salen a la luz
algunos cuestionamientos. El conflicto central de la puesta se puede situar en
la manera de actuar de un padre déspota y la forma en la que tanto su familia
como el pueblo lo encubren, por miedo, por el crimen que cometió. En este
conflicto se revelan otras aristas en las que se destapa la vida tanto de esta
familia como del pueblo, que se comportan condescendientes con este personaje,
ya que le tienen terror por las atrocidades que realizó en su pasado. Entonces
en esta situación se presenta un sinnúmero de interpretaciones, este texto
tiene el don de poder jugar desde diferentes planos discursivos, pues el sólo
hecho de tomar el núcleo familiar como base de la sociedad nos lleva a
cuestionarnos un país y su futuro.
Visualmente el
espectáculo está organizado a partir de los contrastes de color, de los guiños
al suspense y al thriller psicologista norteamericano, al comics de
detectives y al uso de indumentaria de
los años cincuenta.
En principio podemos
ver la escena aforada con telones rojo oscuro que hace contraste al superponer
una mesa larga con mantel blanco que será el centro del diseño escénico, además
dicha mesa funcionará como símbolo en la
relación de los personajes y también marcará el desarrollo de la acción
dramática, pues mientras progresa la historia y se va descubriendo al culpable
la mesa se va achicando y va juntando a los personajes hasta dejarlos
completamente pegados al momento de resolver los conflictos de la historia.
Por otro lado
también hay en escena dos telones blancos que funcionan como pantalla para
algunas proyecciones y además para algunos juegos corporales con sombras, sin
embargo estas construcciones visuales no constituyen en escena un discurso
sólido e independiente, pues las proyecciones solo apoyan lo que los personajes
dicen o hacen, u otras veces sugieren lo que sucede en el exterior de la casa
donde se desarrolla la obra u otras veces es utilizado como flashback, sin
embargo no constituye una línea narrativa por sí misma, más bien es simple
apoyatura. Y las escenas de sombras están como cortina y resultan netamente
esteticistas, pues son utilizadas cuando es requerido un cambio escenográfico.
Los guiños al cine
son notorios primero en la utilización de sonidos de suspenso y sonidos
estridentes en ciertas escenas donde la acción se tensa y dichos sonidos vienen
a ser una especie de sorpresa para el espectador. Sumado al cine psicologista podemos notar los guiños al comics sobre todo
en la caricaturización de los personajes, entonces aquí ocurre una mezcla de
factores que producen actuaciones con una profunda construcción
"psicológica" de los personajes con una corporalidad exagerada y
coreográfica que acentúa el trabajo preciso del actor. Construcción recurrente
en la poética de la agrupación.
Aunque el diseño de
vestuario resulta una combinación de diferentes épocas, pues predomina una
temporalidad que va de los años 30 a los 60 del pasado siglo, no es simple
indumentaria, porque se encuentra en intrínseca relación con la construcción de
cada personaje. En el caso del padre, personaje principal, tiene puesto una
especie de chaqueta larga y negra, combinada con unas botas de cuero grotescas hacen que este personaje tenga mas
presencia escénica porque dilata la
figura delgada del actor René Medina. Por otro lado el personaje de Luisa, la
nuera, interpretado por Priscila Rosales lleva un atuendo que nos remite a la
figura del New Look de Dior donde se deja completamente definida la silueta de
curvas femeninas, además la parte baja del vestido le da cierto movimiento
traducido como aires de libertad, y la utilización del color verde que
imprime un simbolismo "esperanzador" al personaje.
Lucero Millán junto a Medina,
Rosales, Jhosay Peralta y Jhonier Espinoza construyen un espectáculo que continúa con la línea discursiva que el grupo ha desarrollado con ímpetu desde los últimos trece años, es decir los temas de gran impacto social. Mordazas viene a colocarse en un contexto
contemporáneo donde se puede llegar a dialogar sobre diferentes aspectos de la
libertad versus las “mordazas” del poder. Pero la cuestión queda indefinida: cómo se inserta ideológicamente esta obra dentro del contexto nicaragüense. He ahí la cuestión.
Todo por la teatrología nicaraguense!
ResponderEliminarGracias a la Teatrología cubana y a nuestros excelentes maestros es posible esta iniciativa. Gracias por formar parte de nuestra experiencia en Cuba, un abrazo.
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